El grupo de abuelas creó una brigada de defensa para proteger a una de sus amigas, que había sido víctima de estafa y despojada de su vivienda.
Por Omaira Martínez Cardona – Periodista Colombiana
Continuando con el propósito de promover más las informaciones positivas, me cautivó una noticia local que se volvió tendencia sobre un grupo de abuelas que habían creado una brigada de defensa para proteger a una de sus amigas que había sido estafada y despojada de su vivienda.
Fue tan intensa su gestión de solidaridad que lograron llamar la atención de las autoridades, y meses después, la culpable de la estafa fue condenada y la víctima recuperó su vivienda.
Esa historia positiva nos sirve para llamar la atención sobre los recientes registros del aumento en los fraudes y estafas de todo tipo en el país.
Como si fueran pocas las cosas tan sorprendentes que están pasando, como la suspensión a muchos de los servicios sociales que el estado brindaba a algunos ciudadanos, muchos de ellos adultos mayores, que ahora están pasando aprietos económicos, se suma el oportunismo de quienes se aprovechan de la situación y el desespero de los afectados para sacar beneficio.
Cada día son más los reportes y las informaciones de personas mayores que son estafadas y despojadas de dinero, pertenencias y propiedades por quienes bajo la máscara de cuidadores o vecinos preocupados, terminan engañándolas y convenciéndolas de firmar traspasos de propiedades, poderes especiales o documentos que comprometen su estabilidad patrimonial.
Según la Comisión Federal de Comercio (FTC por sus siglas en inglés), el año pasado, las perdidas reportadas por fraude en el país superaron los 12,5 mil millones de dólares, una cifra difícil de pronunciar y de imaginar.
Las modalidades también se han diversificado, siendo las estafas de inversión las más comunes y las de mayor rendimiento para los estafadores, seguidas por fraudes mediante transacciones a través de plataformas y redes sociales.
Lo más alarmante y ante lo que hay que estar atentos es el aumento significativo en los fraudes de identidad y aquellos que se realizan mediante el uso de inteligencia artificial, que es ya uno de los grandes desafíos para el control de la ciberdelincuencia.
No se trata de volverse paranoico, pero tampoco de caer en la trampa de llamadas extrañas, negociaciones que suenan fáciles, o por quienes se ofrecen a manejarle sus cuentas.
En el país son muchas las personas mayores que viven solas o en un hogar de cuidados especiales, bien porque sus familias no pueden cuidarlas o porque no tienen familia cercana.
Esta población es vulnerable y un objetivo fácil para los estafadores. Existen leyes y mecanismos de protección que se pueden aplicar y reforzar para prevenir.
Tratar de crear grupos de apoyo como esa brigada de la historia con la que comenzamos. Antes de dejar a nuestros familiares adultos mayores al cuidado de otros hay que dejar todos sus asuntos claros con una adecuada asesoría legal. Bien por doña Miriam y sus amigas Silvia y Aimee.








