No hace falta ser creyente para tener conocimiento de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios o el Decálogo de Moisés en esta cuaresma.
No se preocupe, no pretendo darle catequesis ni me interesa que usted recite cada uno de ellos. Si me interesa reflexionar sobre la percepción errónea que muchas personas tienen sobre estos lineamientos, incluyendo a muchos que profesan el cristianismo.
Cuando pensamos en “Mandamientos” viene a nuestra mente la idea de cumplimiento obligatorio y pudiera asumirse que acatar estas leyes implica perder nuestra libertad, ya que estaríamos viviendo nuestras vidas siguiendo los lineamientos que otros han decidido.
Sin embargo, el propósito de esos mandamientos fueron preparar al pueblo para que pudieran vivir en libertad, luego de haber vivido bajo años de esclavitud.
Más aún, el seguimiento de esos mandamientos, lejos de privarnos de libertad, nos ayudarían a vivir en pleno uso de nuestro libre albedrío.
Escojamos algunos de esos mandamientos para que nos sirvan de ilustración.
Dice el quinto mandamiento: “No matarás”. Es obvio que matar a otra persona, no solamente puede privarte de la libertad, pues pudieras vivir años y años en prisión, sino que, dependiendo la magnitud del crimen cometido, podría hasta perder la vida si es condenado a muerte. Matar a una persona, aún en defensa propia, puede acarrear grandes desafíos a nivel mental y resulta necesaria la ayuda de profesionales de la salud.
Si seguimos con el séptimo, “No robarás”, estamos bajo una situación muy parecida al caso anterior. El robo es un delito y quienes se dedican a robar se exponen a ser condenados a prisión (si son agarrados y encontrados culpables) o a perder la vida si traspasan propiedad privada.
Pero todos sabemos que hay gente que siempre ha robado y nunca han tenido problemas con la ley, ya sea por el alto nivel de corrupción, como por la habilidad de robar porque conoce las debilidades del sistema. Ahí podemos contar el caso de los políticos, dirigentes de algunas ONG’s dirigentes de iglesias y todos aquellos que engañan al IRS para recibir más dinero cada año.
Todos ellos viven disfrutando el fruto de su audacia para robar y engañar, pero corriendo el riesgo de ser identificados, procesados y sentenciados al pago de multas y/o años de prisión.
No está de más decir que quienes engañan al IRS también corren el riesgo de tener muy poco dinero a la hora del retiro, pero eso es tema de otro artículo.
Por último, tomaremos el décimo mandamiento, “No codiciarás los bienes ajenos”. ¿Hace falta abundar sobre este punto? ¿Acaso el envidioso no es esclavo de su misma envidia? Hoy en día, que vivimos saturados de información que es compartida a través de las redes sociales, vemos gente publicando una vida de fantasía y sus seguidores se la pasan codiciando todo lo que sus influencers poseen. Quieren comprarse la misma ropa, el mismo carro y las mismas prendas. En lugar de vivir agradecidos por lo que tenemos, estamos cada día aspirando a tener igual o más que lo que tienen los demás.
La misma situación pasa con las leyes y normas establecidas en cualquier lugar del mundo donde usted viva. Si todos cumplimos los lineamientos de la normativa vigente, es muy probable que podamos vivir una vida más tranquila, más feliz y con más libertad.
En el momento en el que pongo música en mi casa que se oye en el vecindario entero, estoy limitando el derecho de mis vecinos a estar en paz en sus hogares.
En el momento en el que ando manejando a alta velocidad, pongo en peligro la vida de los demás y su derecho al libre tránsito. Cuando critico y ataco a alguien en redes sociales porque opina y piensa distinto a mí, estoy maltratando su derecho a la libertad de expresión.
Seguir los mandamientos, las leyes, las normas vigentes nos permitirán vivir en libertad. Hacer lo que nos dé la gana, se llama libertinaje y siempre trae resultados negativos.
Bendiciones.
Por Manuel Rosario
Ingeniero Industrial y Conferencista
Imagen: Diocesis