Es lamentable que, en la mayoría de los casos, las clases de historia de las escuelas y universidades se limiten a la memorización de fechas, eventos y datos de personajes destacados.
Hay poco análisis del contexto y eso hace que perdamos la oportunidad de aprender de los errores del pasado.
Muy al contrario, seguimos repitiendo los mismos errores, aunque bajo situaciones diferentes.
Veamos, por ejemplo, el caso de la segunda guerra mundial.
Podemos recordar que Alemania invadió gran parte de Europa y que, bajo el liderazgo de Adolf Hitler, se asesinaron a muchos judíos.
Pero: ¿Cómo llegó ese psicópata a dirigir las riendas de Alemania? ¿Por qué se convirtió en el líder absoluto? Vale destacar que, al inicio de su liderazgo político, el pueblo alemán sentía que Hitler le podía dar paz y prosperidad.
El pueblo se sentía muy feliz con las reformas propuestas por el Fuhrer. Sin embargo, él era el líder absoluto.
No se menciona, en ningún momento, que el Partido Nazi hiciera elecciones internas para ver si había otro líder que pudiera seguir su gestión.
Ahí podemos ver un detalle importante: en democracia es vital que haya elecciones a nivel interno y elecciones donde el pueblo elija sus gobernantes.
La ausencia de elecciones internas es un indicador claro de que las cosas NO van por buen camino.
En toda Latinoamérica hemos tenido políticos que han derrotado (en las urnas o con las armas) a dictadores sangrientos y desalmados.
Sin embargo, con el paso del tiempo, ese nuevo “líder” que prometía villas y castillas termina siendo igual o peor que el anterior.
Para muestra tenemos el caso de Cuba con Fidel Castro gobernando después de Batista. Por eso hay que tener mucho cuidado con los políticos que vienen con ideas muy liberales y ofreciendo muchos beneficios “a cambio de nada”.
Es mejor tener un país donde las leyes se apliquen de manera equitativa y no un desorden donde los delincuentes, los terroristas, los narcotraficantes y los vagos sean tratados con privilegios.
En materia religiosa hemos visto que la fe, o mejor dicho, las religiones, no deben estar íntimamente relacionadas con el poder.
La Expansión Musulmana y las Cruzadas Cristianas son un fuerte ejemplo de hechos que no deberían repetirse.
Es obvio que debe haber respeto a las creencias y costumbres de las personas, pero nunca se debe imponer una determinada religión ni impedir que las personas profesen su fe. Obviamente, bajo ninguna circunstancia, debe uno mofarse de la fe de los demás.
Lo que pasó en la inauguración de los Juegos Olímpicos con la representación de la última Cena de Jesucristo es otra muestra de que no hemos aprendido mucho.
Ahora tenemos una gran cantidad de programas y documentales que nos aportan diversos puntos de vista sobre los eventos del pasado.
Creo que sería muy beneficioso tomarse un tiempecito, de vez en cuando, para ver ese tipo de programación.
Pero el mismo concepto debemos aplicarlo en el plano personal.
No podemos pasarnos la vida repitiendo los mismos errores.
Es necesario ver lo positivo y lo negativo de todo lo que hemos hecho a lo largo de nuestras vidas a fin de aprender, arreglar y mejorar.
¡Bendiciones!
Por Manuel Rosario Ingeniero Industrial y Conferencista manuel.rosario.gomez@gmail.com
Imagen: MD
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