El huracán Helene ha dejado una devastación sin precedentes en el sureste de Estados Unidos, con un saldo trágico de más de 200 muertes y cientos de desaparecidos, convirtiéndose en el ciclón más mortal desde Katrina en 2005.
El huracán Helene en Carolina del Norte ha sido el estado más afectado, donde localidades enteras fueron arrasadas, y muchos aún se encuentran sin electricidad o agua potable una semana después de la tormenta.

La tormenta, que tocó tierra con vientos de categoría 4, ha arrasado comunidades enteras, especialmente en Carolina del Norte, donde se han reportado la mayoría de las muertes.
A pesar de los esfuerzos de rescate, aún hay cientos de personas desaparecidas y casi un millón de hogares continúan sin electricidad. El presidente Joe Biden, quien se encuentra en la zona afectada, ha prometido apoyo federal y ha declarado zonas de desastre en varios estados. La situación se complica con el pronóstico de más lluvias, lo que podría obstaculizar aún más la recuperación.

Equipos de rescate, incluidos miembros del Ejército y la Guardia Nacional, están trabajando en el terreno. Mientras tanto, voluntarios están utilizando mulas para llevar suministros a comunidades remotas, donde las carreteras están cerradas debido a las inundaciones. La comunidad también ha respondido de diversas maneras, incluso con helicópteros privados, para ayudar a quienes más lo necesitan.

Con la temporada de huracanes aún en curso, el futuro sigue siendo incierto, y la capacidad de la FEMA para responder a nuevas emergencias es una preocupación constante. Las próximas semanas serán cruciales para la recuperación de estas áreas devastadas.
Imagen: Opinion