En la Institución Correccional Broad River, ubicada en Columbia, Carolina del Sur. Un equipo de tiradores se encuentra afinando su puntería para lo que será un evento histórico en el estado.
Carolina del Sur prepara la primera ejecución por fusilamiento programada para este viernes 7 de marzo, después de mucho tiempo sin usarse.
Este método, que ha sido prácticamente abandonado en Estados Unidos, regresa en medio de controversias y cuestionamientos sobre la pena de muerte y los métodos utilizados para llevarla a cabo.
Según informó el Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPI), desde que la pena capital fue declarada constitucional en 1976. Solo tres ejecuciones por fusilamiento han tenido lugar en el país, todas en Utah, siendo la última en 2010. Ahora, Carolina del Sur se suma a los estados que han legalizado este método. Tras aprobarlo en 2021 debido a la creciente dificultad para obtener los medicamentos necesarios para las inyecciones letales.
La elección del método de ejecución
El condenado Brad Sigmon, de 67 años, optó por el fusilamiento en lugar de la electrocución o la inyección letal, los otros métodos disponibles en el estado. Sigmon fue sentenciado a muerte en 2002 por el asesinato a golpes de los padres de su exnovia. Según su abogado, Gerald “Bo” King, la decisión de su cliente estuvo motivada por preocupaciones sobre los problemas reportados en ejecuciones recientes mediante inyección letal en Carolina del Sur.
En una presentación legal reciente, el equipo de defensa de Sigmon destacó irregularidades en la ejecución de Marion Bowman Jr., quien murió el mes pasado por inyección letal. Según el informe de la autopsia, Bowman recibió una dosis de 10 gramos de pentobarbital. El doble de lo estipulado en el protocolo estatal, lo que resultó en una muerte que, según los abogados, fue similar a un ahogamiento debido a la acumulación de sangre y líquido en los pulmones. King argumentó que el estado debería proporcionar más información sobre la calidad y el protocolo del pentobarbital para que los condenados puedan tomar decisiones informadas.
Sin embargo, los fiscales estatales respondieron que, al elegir el fusilamiento, Sigmon renunció a cualquier argumento relacionado con la inyección letal. Además, defendieron que la administración de la segunda dosis de pentobarbital en ejecuciones previas cumplió con los protocolos establecidos.
El método antiguo que regresa en tiempos modernos

El fusilamiento, aunque poco común en la era moderna, tiene una larga historia en Estados Unidos. Durante la Guerra Civil, era utilizado para ejecutar a soldados que desertaban, y en 1924, Nevada experimentó con una máquina automática para disparar balas y evitar que una persona asumiera la responsabilidad directa de la ejecución.
En la actualidad, solo un puñado de estados, como Mississippi y Oklahoma, permiten este método, mientras que Idaho lo legalizó en 2023. Según la profesora Corinna Barrett Lain, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Richmond, el resurgimiento del fusilamiento responde a los problemas asociados con la inyección letal. Como la dificultad para obtener medicamentos y la falta de profesionales médicos dispuestos a participar en el proceso.
“El pelotón de fusilamiento es demasiado honesto, demasiado explícito sobre lo que es la pena de muerte. La gente tiende a pensar que es bárbara y arcaica”, señaló Lain, autora del próximo libro Secrets of the Killing State: The Untold Story of Lethal Injection. “De esa manera, puede iniciar algunas conversaciones muy importantes y muy esperadas sobre la pena de muerte en este país”, agregó.
El procedimiento en Carolina del Sur
En Carolina del Sur, el protocolo establece que el condenado estará sentado y con una diana colocada sobre el corazón. Tres tiradores, todos empleados del Departamento de Prisiones, dispararán rifles desde detrás de una pared a una distancia de 4.5 metros. Antes de la ejecución, el prisionero podrá ofrecer una última declaración y posteriormente, se le colocará una capucha sobre la cabeza.
El Departamento de Prisiones ha asegurado que los tiradores reciben entrenamiento adecuado y que se ofrece apoyo psicológico al personal involucrado en el proceso. Según la consultora forense D’Michelle DuPre, si los tiradores están bien entrenados. El procedimiento debería ser rápido y sin dolor, ya que la destrucción del corazón provoca una pérdida inmediata de consciencia.
Imagen: Infobae