Gracias a los niveles de desarrollo tecnológico que tenemos hoy en día, podemos procesar gran cantidad de datos en una brevedad sorprendente y tenemos acceso a muchísima información, literalmente, en nuestras manos.
Ya quedaron atrás los días en los que era obligatorio desplazarse a la biblioteca y ponernos a buscar información en distintos libros para poder obtener una respuesta deseada, hoy en dia hay resultados inmediatos con la nueva tecnologia.
Hoy, con tan solo usar un buscador de internet, podemos obtener más información de la que podemos asimilar.
A esto le sumamos el impacto que han traído las redes sociales, las cuales nos permiten interactuar con personas de todo el mundo, en tiempo real.
Sin embargo, todos estos avances han traído también varios aspectos negativos que ya he presentado en artículos previos, como las adicciones a las redes sociales y la forma en la que afectan la capacidad de interactuar con las personas.
Pero hoy quisiera hacer énfasis en un problema que parece seguir creciendo día a día: el deseo de obtener resultados inmediatos.
Hace años escuché a un conferencista decir: “Todo lo que vale la pena en la vida, debe pasar por su proceso, o sea, debe tomar su tiempo”.
Sin embargo, vemos como nos envolvemos en la inmediatez de las cosas y nos desesperamos si no nos responden la llamada después de que el teléfono ha timbrado dos veces, o perdemos la paciencia si la computadora tarda unos segundos para desplegar una página web.
De igual manera abandonamos un programa de nutrición y ejercicios si no vemos los resultados esperados a los pocos días de haber iniciado.
Esta es la razón por la que las empresas están haciendo millones vendiendo toda clase de medicamentos (pastillas, inyecciones) y aparatos que ayudan a la gente a bajar de peso de manera rápida y con poco esfuerzo.
No queremos aceptar que es necesario disciplinarnos y trabajar para romper con nuestras malas costumbres alimenticias y desarrollar nuevos hábitos más saludables.
A esto le sumamos el hecho de que se desconocen todos los efectos secundarios de todos estos “tratamientos” para bajar de peso.
Igual pasa con la parte económica. La televisión está llena de anuncios de compañías de apuestas para todos los deportes, con la promesa de ganar mucho dinero, apostando poco (relativamente).
En lugar de aprender a trabajar con un presupuesto personal o familiar, ponemos nuestras esperanzas en la lotería o en las apuestas a ver si un “toque de suerte” puede cambiar nuestras finanzas.
Así podemos seguir citando ejemplos de todos los aspectos de nuestras vidas donde pretendemos lograr resultados inmediatos con muy poco esfuerzo.
Recuerde siempre que todo lo que vale la pena en esta vida, debe pasar por su proceso.
No se logran resultados extraordinarios de la noche a la mañana.
Quitémonos esa idea y comencemos a desarrollar los hábitos que puedan llevarnos al logro de nuestros objetivos.
Usa la tecnología que tienes, para aprender y comienza a aplicar.
¡Bendiciones!
Por Manuel Rosario – Ingeniero Industrial y Conferencista