Las ventas batieron récord en el país en el promocionado el viernes negro. Contrario a lo que se esperaba por la inflación y la tan rumorada recesión económica Consumismo.
Ahora, se espera que esta temporada navideña no sea distinta. Según la National Retail Federation, los descuentos a las ventas promedio en todo el país fueron de más del 31% y en internet los consumidores gastaron 2,9% más que el año pasado.
Aún no hay una cifra precisa sobre las multimillonarias ventas en Black Friday.
Es cierto que la navidad es la mejor época del año para obsequiar y para el comercio es la mejor temporada, pero lo que se está evidenciando en los últimos años es un culto al consumismo desmedido.
El desenfrenado afán a poseer, la atracción hacia lo material, están desencadenando una serie de conflictos al comprar.
Provocando que las sociedades y los núcleos familiares se separen más y se concentren sólo en obtener más dinero que es el que da el poder adquisitivo para un nivel de vida más que confortable.
Sobre este fenómeno del consumismo que predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista habló Zygmunt Bauman, sociólogo y filósofo polaco.
Entre sus propuestas, el autor dejó la teoría de la modernidad líquida en la que analizó el tema de la falta de identidad de los individuos modernos que se definen según la tendencia del consumo.
En su libro Vidas desperdiciadas: la modernidad y sus parias
Bauman propuso el surgimiento de una nueva pobreza como resultado de la globalización y los flujos de poblaciones que deben emigrar buscando mejores opciones de poder adquisitivo y supervivencia, dejándose tentar y contagiar por las exigencias de los nuevos entornos a los que llegan, cada vez más contaminados por el materialismo y las apariencias.
El consumismo es una de las evidencias más claras de la humanidad sin sentido de hoy, en la que el exceso de los bienes de consumo siempre será insuficiente. Y en la que lo importante ya no es generar una cultura ciudadana responsable sino seducir clientes, comprar y asegurar afectos y relaciones.
Vale la pena recuperar el verdadero sentido del consumo sin desperdicio.
De lo que realmente es necesario y suficiente para una supervivencia saludable, sin perder la posibilidad del placer y goce de las posesiones materiales
Que realmente son resultado de un proceso adquisitivo consciente y planeado, sin engaños.
Así como la gratitud es una manifestación de recoger lo que se ha sembrado y mantenido en buenas condiciones para que la cosecha sea buena
También el sentido de obtener u obsequiar algo debe ser la evidencia de una necesidad satisfecha que no necesariamente es material.
En ninguna tienda de descuentos se puede comprar el tiempo perdido, los momentos no compartidos con seres queridos o los afectos no correspondidos.
Entre tanta oferta de objetos y tanta necesidad de reconocimiento de las personas en las redes sociales. La tendencia debería ser dedicarse más a obtener lo inmaterial y dejar de diluirse en lo superficial.
El Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa a propósito del tema del consumismo habló de “la cosificación del individuo.
Entregado al consumismo sistemático de objetos, muchas veces inútiles o superfluos, que las modas y la publicidad le van imponiendo.
Vaciando su vida interior de inquietudes sociales, espirituales o simplemente humanas, aislándolo y destruyendo su conciencia de los otros, de su clase y de sí mismo”.
Que esta Navidad sea la oportunidad de volver al disfrute de obsequiar con verdadero sentido, de compartir
Que cada regalo en el árbol tenga un significado no por su valor material sino por lo que representa para quien lo recibe.
Por: Omaira Martínez Cardona – Periodista Colombiana oma66co@gmail.com
Imagen: Informa Btl
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